En muchas organizaciones, el ERP ya es el sistema de referencia para contabilidad, compras, ventas y buena parte de los procesos administrativos. El problema es que, cuando el proceso llega al momento más “sensible” – pagar, cobrar y reconciliar – el flujo suele romperse: la factura se gestiona en el ERP, se aprueba mediante workflows y reglas internas pero el pago termina ejecutándose fuera, en el home banking o a través de ficheros. Y, más tarde, la información vuelve al ERP mediante el extracto, cuando ya ha pasado el momento de tomar decisiones con datos realmente actualizados.
Los datos de adopción explican por qué esta desconexión es tan relevante. Según Eurostat, más del 43% de las empresas de la UE utiliza un ERP y, en el caso de las grandes empresas, el dato llega hasta el 86%. ¹ Es decir: el ERP está ampliamente implantado, pero la digitalización del ciclo financiero sigue siendo parcial porque la ejecución bancaria – cobros y pagos – continúa viviendo, en muchos casos, en un sistema separado.
En Europa, el marco regulatorio ya permite evolucionar. PSD2 abrió el mercado a terceros autorizados e incorporó servicios como la agregación de cuentas (AIS) – que permite disponer de una visión unificada de las cuentas empresariales en un único punto, ya sea el ERP, un sistema de gestión o una plataforma interna – y la iniciación de pagos (PIS), dentro de un modelo con autenticación reforzada (SCA) y requisitos de seguridad.
Sin embargo, muchas compañías siguen operando con un esquema “doble”: el ERP como sistema de registro y el banco como sistema de ejecución, con una integración parcial o diferida. Aquí la paradoja europea: aunque bancos y fintech han desplegado APIs abiertas y servicios de Open Banking de forma generalizada, muchas empresas continúan trabajando con un modelo heredado, más “batch” que “real-time”. Ejemplo patente es el uso de estándares como AEB 43 (Norma 43) en España, empleados para integrar extractos bancarios en el ERP con un enfoque generalmente periódico (a menudo, diario).
En la práctica, esto se traduce en procesos manuales en portales bancarios, subidas de ficheros y reconciliaciones posteriores. Y así, una parte importante del valor del ERP (automatización, control y trazabilidad) queda sin aprovechar precisamente en la fase donde más impacto tiene: la tesorería.
En este punto entran en juego los servicios PISP (Payment Initiation Service Provider) y el enfoque Open Banking. Un PISP permite que el ERP inicie un pago Pay by Bank, es decir, una transferencia SEPA (ordinaria o instantánea) sin necesidad de pasar por el home banking. En la práctica, el sistema de gestión envía vía API una orden de pago ya precompilada – con IBAN, importe y concepto–; el usuario la autoriza mediante SCA (autenticación reforzada) y el pago se ejecuta de forma segura, con trazabilidad y con disponibilidad del estado de la operación.
La lógica es sencilla: si el ERP ya contiene toda la información necesaria para pagar (proveedor, factura, importe, vencimiento y referencias), lo coherente es que el pago nazca dentro del propio flujo del ERP: de esta forma, el pago deja de ser un paso externo, ofreciendo en el mismo sistema de gestión tanto el contexto contable correcto – referencia de factura, beneficiario y un concepto estandarizado – como el retorno de estado que permite registrar y reconciliar sin interrupciones.
En finanzas corporativas, la conexión directa entre ERP y banca se ha convertido en una capacidad clave, tanto que más de tres de cada cuatro CFO estarían dispuestos a cambiar de entidad para conseguirla. ² En este escenario, integrar el ERP con un sistema de iniciación de pagos PISP – y, en general, con servicios de Open Banking – no es un “nice to have”, sino una manera de cerrar el flujo de factura, pago y reconciliación en un único proceso, reduciendo la dependencia del home banking, los ficheros y los procesos batch:
Cuando el pago se inicia desde el ERP, nace con el contexto contable correcto: beneficiario, importe, referencia de factura y un concepto coherente. Esto reduce los errores típicos de la operativa manual y facilita el matching entre facturas, pagos y movimientos bancarios.
Incorporar un botón “Pay by Bank” encaja especialmente bien en entornos B2B, por ejemplo en las facturas electrónicas o en un portal de clientes. El pagador autoriza la operación en su banca online y ejecuta una transferencia SEPA, mientras el ERP puede reflejar el estado del pago y actualizar la posición de tesorería, reduciendo el desfase entre el ERP y banco y acelerando la disponibilidad de fondos.
Con una conexión API, en lugar de descargar extractos e importarlos, o de ingresar manualmente los datos en el portal bancario, el equipo puede operar desde el ERP: iniciar pagos desde el módulo correspondiente y recibir movimientos/estados listos para reconciliar con menos intervención, con un ahorro medio cercano a seis horas semanales de trabajo manual por persona. ²
Los PISP operan dentro de un marco regulado y con autenticación reforzada (SCA), sin necesidad de almacenar credenciales bancarias, y con trazabilidad de autorización en la entidad. Esto permite mantener un nivel de seguridad comparable al home banking tradicional, pero integrado en un flujo ERP más controlable y auditable.
España parte de una ventaja: con un 54,6% de empresas que utilizan estos sistemas de gestión, la adopción de ERP en el país está por encima de la media europea que se sitúa alrededor del 43,3%. ¹ Pero el salto pendiente sigue siendo el mismo: cuando llega el momento de pagar/cobrar y reconciliar, muchas empresas todavía salen del ERP y vuelven después con el extracto.
2026 va a representar un punto de inflexión para muchas compañías: la entrada en vigor de la normativa sobre la factura electrónica B2B prevista por la Ley 18/2022 (Crea y Crece), se convertirá en una palanca clave para la conexión entre ERP y banca. De hecho, el diseño del modelo no se limita a enviar una factura electrónica: también pone el foco en la trazabilidad del ciclo, incluyendo información de estados (aceptación/rechazo) y fecha de pago efectivo, que es clave para atacar la morosidad. En paralelo, los requisitos técnicos sobre sistemas informáticos de facturación (SIF / Veri*Factu) han ido empujando a actualizar software y flujos, con calendarios que se han ajustado para facilitar la adaptación. ³
En este contexto, la conexión ERP–banca vía PISP se perfila como el siguiente paso natural:
Durante años, la conexión financiera entre empresas se ha apoyado sobre todo en el ERP: pedidos, facturas, vencimientos, aprobaciones. Sin embargo, el siguiente salto no es solo integrar mejor el back office, sino hacer que los servicios financieros formen parte del propio flujo: pagos, cobros, reconciliación, financiación o verificación, embebidos donde ya sucede el trabajo.
Ahí está uno de los próximos grandes desafíos para muchas compañías: pasar de un modelo en el que el ERP “registra” y el banco “ejecuta”, a otro en el que los servicios financieros se activan en contexto – en la factura, en el portal de proveedores, en el checkout B2B, en el módulo de compras – sin fricción y con trazabilidad de extremo a extremo. En la práctica, esto significa habilitar experiencias como Pay by Bank iniciadas desde el ERP o desde journeys digitales conectados al ERP, con estados y reconciliación automatizable.
En este escenario, Fabrick puede actuar como partner estratégico porque combina dos dimensiones: por un lado, una plataforma de Open Banking; por otro, una propuesta de Embedded Finance que permite integrar capacidades como la iniciación de pagos PISP y el Pay by Bank dentro de los procesos y canales que las empresas ya usan. El resultado es una evolución más rápida y sostenible: menos integraciones punto a punto, más control del ciclo financiero y una base preparada para escalar nuevos casos de uso a medida que el negocio crece.
E-business integration | Eurostat, 2023
85% of CFOs Would Switch Banks for a Direct Connection to Their ERP System | Business Wire, 2025
El Gobierno amplía el plazo para que empresarios y profesionales adapten sus sistemas informáticos a la nueva norma sobre factura electrónica | Ministerio de Hacienda, 2025



